lunes, 24 de octubre de 2016

MENINGITIS INFANTIL


La meningitis es una enfermedad muy contagiosa y puede presentarse a cualquier edad, pero los niños y bebés son los grupos más vulnerables, ya que su sistema inmune aún no está desarrollado del todo y es más susceptible a una infección.
Consiste en la inflamación de las meninges, las tres membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, producida generalmente  por una infección.  Está considerada como una infección grave del Sistema Nervioso Central (SNC) que puede poner en grave peligro la vida del niño y normalmente deja algún tipo de secuela, siendo la más común la sordera.

Los gérmenes que pueden llegar a las meninges son muy variados, pero los grupos más frecuentes son los virus y las bacterias, que pueden dar lugar a diferentes tipos de meningitis:
- Víricas: comprenden la causa más frecuente de meningitis y son en la mayoría de los casos benignas. La podemos padecer en algún momento sin darnos de cuenta, culpando al dolor de cabeza o a una gripe. Alguno de los virus implicados son el de la varicela, el herpes, el sarampión o la gripe.
- Bacterianas: son menos frecuentes pero más graves. Son pocas las bacterias capaces de provocarlas pero mucho más dañinas. El ejemplo más claro es el Meningococo (Neisseria Meningitidis) y tiene gran cantidad de variantes (A, B, C, D, X, Y,…).
Esta infección está causada por una bacteria o virus que se propaga al cerebro a través de la sangre. Es por esto que se puede adquirir después de padecer una infección en otra parte del cuerpo como por ejemplo el oído. Pero también se puede adquirir después de una lesión en la cabeza.
La forma de contagio entre personas es a través de un sistema conocido con el nombre de contagio por gotas de saliva.

Síntomas:
- En niños a edades tempranas: fiebre, rechazo al alimento, irritabilidad, somnolencia, vómitos,…
- En niños más mayores: cefalea intensa, molestia ocular, irritabilidad, somnolencia, vómitos,… Y también se observan convulsiones en un 40% de los casos.

En resumen, los síntomas más típicos son los conocidos como la tríada meningítica: fiebre elevada, vómitos y dolor intenso de cabeza.
Conforme va avanzando la enfermedad se produce un síntoma muy característico como es la rigidez del cuello, pero también pueden aparecer manchas en la piel (en la causada por meningococo) y una infección generaliza que puede llevar al coma en los casos más graves.

Diagnóstico:
Para detectarla debemos someter al niño a una punción lumbar, mediante la que obtenemos líquido cefalorraquídeo, el cual se encuentra entre las membranas (meninges) y se encarga de nutrir al SNC, formado por: cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo y  médula espinal. De esta forma podemos diagnosticar si es de etiología bacteriana o viral, según sus características químicas y su cultivo. Una vez obtenido el diagnóstico debemos comenzar lo más rápido posible el tratamiento antibiótico apropiado para alcanzar la máxima eficacia posible.

Vacunación:
La vacunación es muy importante, pero debemos informar de que no existe una vacuna específica contra la meningitis, sino algunas vacunas contra alguno de los tipos, como por ejemplo la vacuna contra el meningococo C (muy efectiva), pero por ejemplo no existe todavía ninguna contra el meningococo B.
Por último debemos añadir que hay que llevar a cabo las medidas profilácticas necesarias en los contactos más cercanos para evitar el contagio.

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