El sarampión es una enfermedad infecto-contagiosa de la que todos los
niños deben estar vacunados, ya que está incluida en el Calendario Oficial de
Vacunación Infantil. La Organización Mundial de la Salud (OMS) había estimado
la erradicación de esta enfermedad en el 2015, pero esto no ha ocurrido debido
a la relajación de los padres en cuanto al cumplimento de dicho calendario, provocando
un repunte en el número de casos tanto en España como en Europa. Es una
enfermedad que puede llegar a causar la muerte o cursar con graves
complicaciones como la encefalitis. Se diagnostica por su cuadro clínico y la aparición de los anticuerpos en sangre.
Síntomas:
Los primeros síntomas son el catarro nasal (goteo de nariz),
ojos llorosos o conjuntivitis, tos seca, fiebre (que puede llegar a ser muy
alta), falta de apetito y malestar en general. Además, pasadas las primeras
veinticuatro horas empiezan a aparecer pequeñas manchas de color blanco en las
mejillas.
Tres o cuatro días después aparecen una serie de manchas
rojas planas y redondas (manchas de Köplik) comenzando por la cara y
extendiéndose al resto del cuerpo. Por lo general no pican y suelen aparecer
entre dos y cuatro días después de su aparición. En los bebés de menos de nueve
meses pueden aparecer de forma más leve gracias a la presencia de anticuerpos
maternos protectores.
Causas:
Es una enfermedad infecciosa causada por el mixovirus (virus
del sarampión). Su período de incubación dura entre diez y catorce días a
partir del contacto. El período de contagio es entre cuatro días antes de la
aparición de los síntomas y los cinco días posteriores a la desaparición de las
lesiones cutáneas.
Tratamiento:
Como se trata de una infección vírica no debemos aplicar antibióticos,
por lo que hay que “pasar la enfermedad”. Se suele utilizar el paracetamol para
aliviar los síntomas. Y solo se utilizarían antibióticos en caso de una complicación
bacteriana secundaria.
También se utilizan los antipiréticos para bajar la fiebre,
los nebulizadores para despejar la nariz, gotas oculares y antihistamínicos
para disminuir los picores, que pueden ayudar a los niños a aliviar los
síntomas de la enfermedad.
Además se recomienda el aislamiento respiratorio del niño
durante la enfermedad para evitar el contagio.
Posibles complicaciones:
Puede provocar una serie de complicaciones que son:
laringitis, otitis (la más frecuente), bronquiolitis, neumonía, bronquitis,
diarrea y encefalitis aguda (la más peligrosa). Siendo más peligrosas en adultos.
Prevención:
La vacunación es el mejor método de prevención de esta
enfermedad. Debemos vacunar al niño una vez cumplidos los doce meses de edad y entre los tres y los cinco años se debe administrar una segunda dosis de vacunación de recuerdo.
Los niños menores de un año deben protegerse del sarampión mediante la vacunación de las personas con las que esté en contacto, ya que el todavía no está vacunado.
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