Transmisión:
Se transmite por gotículas en el aire, cuando las personas
infectadas estornudan o tosen. Los humanos son el único huésped conocido.
Causas:
Es una enfermedad vírica y por lo tanto contagiosa. Su
período de incubación es de diez a veintitrés días y se contagia entre uno y
dos días antes de la erupción hasta siete días luego de la misma. Es muy frecuente el dolor en la región de la nuca y la
parte posterior de las orejas. Además es frecuente el
dolor de garganta.
Síntomas:
Erupción cutánea, fiebre (normalmente poco intensa), náuseas
y conjuntivitis leve. El exantema se observa entre un 50% y 80% de los casos,
comenzando por la cara y extendiéndose hasta los pies. La inflamación de los
ganglios linfáticos en la parte posterior de las orejas y el cuello es la
característica más común.
Una vez que se contrae la infección esta se disemina por
todo el cuerpo en unos cinco o siete días. Normalmente los síntomas aparecen
entre dos y tres semanas después de la exposición. El período más peligroso de
contagio es entre el primer y el quinto día de la aparición el exantema.
Tratamiento:
Es un tratamiento preventivo, mediante la administración de
la vacuna triple vírica (MMR). Esta evita la transmisión de la enfermedad y al
mismo tiempo la incidencia de rubeola congénita (rubeola durante el embarazo).
La infección intrauterina por rubeola puede causar
malformaciones congénitas múltiples (sordera, retraso del crecimiento
intrauterino, trastornos oculares, malformaciones cardíacas).
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