La ansiedad por la separación es más bien una etapa normal y muy común que ocurre durante el desarrollo del niño y ayuda a los niños a dominar el ambiente. Se caracteriza, tal y como su nombre indica, por la aparición de estados de ansiedad a la hora de separar al niño de su cuidador primario, que generalmente es la madre.
El período de la ansiedad por la separación finaliza generalmente sobre los dos años de edad, coincidiendo con el momento en el que los niños comienzan a andar y a darse cuenta de que los padres pueden estar fuera del alcance de su vista, pero que van a regresar más tarde.
Aunque esta etapa de crecimiento suele desaparecer espontáneamente, deben darse unos ciertos factores que lo faciliten. Así pues, los niños deben sentirse seguros en su entorno, confiar en personas diferentes a los padres y saber que éstos van a volver.
Frecuentemente, después de haber superado la ansiedad por separación, los niños pueden volver a sentir retornos en momentos de estrés y ante situaciones nuevas como permanencia en el hospital, enfermedades o mismo ante el dolor. La presencia de los padres es la cura que minimiza el sufrimietno del niño.
La ansiedad por separación no se diagnostica ni existen exámenes para ello ya que es una etapa normal durante el desarrollo. Sin embargo existe una serie de síntomas que pueden audar a los padres a identificar el problema y comprenderlo:
- Sufrimiento excesivo al separarse del cuidador primario
- Pesadillas
- No querer ir a la escuela
- No querer acostarse sin la presencia del cuidador
- Quejas físicas
Como dijimos con anterioridad, el tratamiento de esta ansiedad es enseñarle al niño a adaptarse a la ausencia de los cuidadores más familiares para él. Esto ayuda al niño a confiar y establecer nuevos lazos afectivos, siempre y cuando comprendan que los padres regresarán.
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