miércoles, 2 de noviembre de 2016

ESCARLATINA EN NIÑOS Y BEBÉS

La escarlatina es una enfermedad contagiosa caracterizada por fiebre alta y la aparición de erupciones cutáneas (puntos rojos brillantes) que se va extendiendo desde el pecho y la nuca a todo el cuerpo. Suele ir acompañada por una amigdalitis con dolor de garganta, fiebre, pérdida de apetito, abatimiento, dolor de estómago (por la inflamación de los ganglios abdominales).

Causas:
Es producida por una bacteria, el Estreptococo hemolítico A. Esta bacteria produce una toxina que genera una erupción difusa de color carmesí. Su período de incubación es de entre 2 y 5 días.
Los niños afectados con este cuadro presentan un rostro rosado con un tinte más pálido alrededor de la boca. La edad en la que más aparece es en los niños escolares y adolescentes, sobre todo en la primavera y el invierno.

Contagio:
El contagio se produce de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias.

Diagnóstico:
Se realiza analizando la edad, contactos, historia clínica, análisis físico y unas pruebas conocidas como Exudado de Fauces con Cultivo y pruebas de detección rápida de la bacteria en la garganta. Estos resultados tardan 2 días. Si se confirma la enfermedad el médico debe recetar antibióticos.
El tratamiento hace efecto en 2 días, pero esta mejoría no significa que se pueda parar el tratamiento. A causa de esto es normal ver a niños con complicaciones debido al mal cumplimiento del tratamiento.
Los niños deben permanecer 2 días sin ir al colegio una vez iniciado el tratamiento ya que con la medicación no contagia. Cuando las erupciones desaparecen es normal la presencia de descamación en la cara y en las manos.
La escarlatina puede repetirse hasta 3 veces en la vida, debido a que son tres las toxinas del Estreptococo que pueden producirla.

Prevención:

En la vida cotidiana no existe una manera ideal para evitar las infecciones que causan la escarlatina. Cuando el niño está enfermo debemos evitar el contacto con otros niños y en casa debemos asegurarnos de que los utensilios que utiliza él no los utilice ninguna otra persona y después lavarlos bien con agua caliente y jabón. Y cuando estemos cuidando al niño debemos lavarnos las manos con frecuencia. 

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