sábado, 19 de noviembre de 2016

TERRORES NOCTURNOS

Los terrores nocturnos en niños se consideran un trastorno de sueño y ocurren cuando éste no es capaz de hacer la transición de una etapa de sueño a otra. El resultado de este estancamiento es un terror nocturno y puede llegar a afectar hasta al 5% de los niños. 

El terror nocturno, al igual que las pesadillas, pude caracterizarse por un despertar repentino en un estado aterrorizado y puede desencadenarse por varias razones: fiebre, falta de sueño y períodos de tensión emocional, estrés o conflictos. Estas tres últimas causas son las más comunes e importantes a la hora de hablar de terrores nocturnos en los niños.  

Los terrores nocturnos son más frecuentes en niños de entre 3-7 años y suelen desaparecer espontáneamente posteriormente. 


Los síntomas que caracterizan los terrores nocturnos pueden incluir: 

  • Suelen aparecer durante el primer tercio de la noche, entre la medianoche y las dos de la mañana. 
  • Los niños pueden gritar y golpear su alrededor violentamente. No están conscientes de su entorno y se muestran asustados y confundidos. 
  • No suelen responder cuando se les tranquiliza y consuela
  • Es posible que suden, presenten una respiración y pulso rápidos y las pupilas dilatadas. 
  • Pueden llegar a durar hasta 20 minutos después de los cuales el niño puede volverse a dormir
  • A la mañana siguiente, suelen no ser capaces de explicar lo sucedido. No suelen recordar
  • Puede haber casos de niños con terrores nocturnos que caminan dormidos
Para diagnosticar los terrores nocturnos, no suele ser necesaria la realización de pruebas ya que resulta evidente. El tratamiento del trastorno varía dependiendo del grado de severidad. Generalmente suele desaparecer a los 10 años de edad por lo que el consuelo es la cura más recomendada. Las medidas de reducción de estrés y su afrontamiento también pueden reducir su incidencia. Sin embargo, en algunos casos puede llegar a ser muy útil una evaluación psicológica y finalmente, en casos severos, puede emplearse medicación para dormir, aunque es raramente utilizada. 



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