El bruxismo es el hábito de rechinar o apretar los dientes
en momentos que no corresponden a la masticación de los alimentos. Esto puede
suceder durante el día o la noche, siendo el último un mayor problema ya que es
más difícil de controlar. Este problema suele aparecer en niños entre 4 y 6
años.
El bruxismo puede ser un síntoma de estrés. Los factores que influyen a que el bruxismo
cause o no dolor varían de una persona a otra. Depende del estrés de la
persona, cuánto tiempo y la fuerza con la que aprieta los dientes, la posición de
los dientes, la postura, la capacidad para relajarse, la dieta, los hábitos al
dormir…
Apretar los dientes puede ejercer presión sobre los
músculos, tejidos y otras estructuras alrededor de la mandíbula y de esta forma
puede haber problemas en la articulación temporomandibular (ATM).
Los principales síntomas del bruxismo abarcan el desgaste de
los dientes, dolor de oído, depresión, ansiedad, estrés, dolor de cabeza,
trastornos alimentarios, sensibilidad muscular, insomnio o dolor o inflamación
de la mandíbula.
Se debe tratar el problema sobre todo para reducir el dolor,
prevenir daños dentales y disminuir el rechinamiento. A menudo se utilizan unas férulas dentales
con el objetivo de corregir los problemas y ayuda a proteger los dientes.
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