La tos ferina es una infección del sistema respiratorio originada por la bacteria Bordetella pertussis. Se caracteriza por fuertes ataques de tos que a veces terminan con un sonido agudo que se emite al inspirar. Suele afectar mayoritariamente a lactantes menores de 6 meses, antes de que hayan recibido la vacuna y también afecta a niños de 11 a 18 años cuya inmunidad (obtenida a través de la vacuna) ha empezado a disminuir.
Signos y síntomas
Los primeros síntomas de la tos ferina son similares a los del resfriado común:
- Moqueo nasal.
- Estornudos.
- Tos leve.
- Fiebre leve.
Al cabo de 1-2 semanas, la tos seca e irritante se transforma en ataques de tos, que pueden durar más de 1 minuto. Es posible que en el ataque de tos se emita un ruido al inspirar o incluso se produzca el vómito.
Contagio
La tos ferina es altamente contagiosa, ya que la bacteria pasa de una persona a otra a través de pequeñas gotas de fluido procedentes de la nariz o la boca de una persona infectada (mediante la tos, estornudo...).
Las personas infectadas resultan más contagiosas durante las primeras fases de la enfermedad (hasta la 2º semana tras el inicio de la tos). Los antibióticos suelen reducir el periodo de contagio a 5 días tras el inicio del tratamiento.
Prevención
La tos ferina se puede prevenir mediante la vacunación. La vacuna de la tos ferina forma parte de la vacuna DTPa (difteria, tétanos y tos ferina acelular). Esta vacuna se aplica sistemáticamente en 5 dosis antes de que el niño cumpla 6 años. En caso de que disminuya la inmunidad de la vacuna se recomienda que los niños de 11 a 18 años reciban una dosis de refuerzo de una nueva vacuna de combinación (Tdpa). Esta vacuna Tdpa es similar a la administrada en el lactante, pero contiene menores concentraciones del toxoide de la difteria y del tétanos.
Incubación
El período de incubación (desde la infección hasta la aparición de los síntomas) ronda a los 7- 10 días, pero se puede alargar hasta los 21 días.
Tratamiento
El pediatra evalúa los síntomas que presenta el niño, se hace una exploración física y se toma una muestra de la mucosa nasofaríngea para realizar un cultivo del microorganismo. También es recomendable realizar un análisis de sangre y una radiografía de tórax.
Una vez confirmado el caso de tos ferina, se administran antibióticos durante 2 semanas. Sin emabrgo, algunos niños pueden requerir hospitalización, siendo esto más común en bebés y niños pequeños, puesto que presentan un mayor riesgo de desarrollar complicaciones como la pulmonía, dificultad respiratoria, episodios de apnea, etc.
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