El trastorno disociativo o desintegrativo es la cuarta de las cuatro afecciones del espectro autista. En los niños que la padecen, se caracteriza por permitirles el desarrollo hasta los 3 o 4 años (en ocasiones puede tardar en aparecer hasta los 10 años de edad). Pasado este tiempo, los niños comienzan a perder sus habilidades, las destrezas lingüísticas, motoras, sociales y otras destrezas aprendidas. Según los estudios, afecta entre 10-60 veces menos que el autismo, por lo tanto se trata de un trastorno muy poco común y prácticamente desconocido.
Actualmente, como pasa con el resto de los trastornos del espectro autista, no se conoce causa de esta afección ni su cura. Sin embargo, los estudios sugieren una explicación en una alteración cerebral como la esclerosis tuberculosa o un trastorno convulsivo.
Como dijimos en el primer párrafo, el ritmo del desarrollo del niño es normal. Hasta los 3 años apróximadamente, el niño no presenta síntomas. Al contrario ocurre cuando el trastorno comienza a manifestarse. Aparecidas las primeras señales, la pérdida de las habilidades suele ser muy rápida pero varía según en caso. Puede llegar a tardar meses o semanas pero también es muy habitual encontrarse con un proceso disociativo terminado en cuestión de días. Se comienza a apreciar cuando el niño empieza a tener dificultades para llevar a cabo tareas que por entonces realizaba solo.
Principales síntomas de un trastorno disociativo:
- Problemas de adaptación social: conducta infantil e impulsiva, incapaz de interactuar con otros niños. Muy similar en este sentido a un niño con autismo.
- El lenguaje ya no es fluido y el niño tiene dificultades para expresarse: Lenguaje simple y repetitivo.
- Problemas para seguir las instrucciones.
- Juegos: el niño pierde las habilidades para jugar olvidándose de como se juega a su juego favorito o no sea capaz de realizarlo.
- Actividades limitadas y repetitivas, evidentes también en el trastorno autista.
- Alteración de la motricidad y coordinación que desemboca en problemas al caminar, correr, agarrar objetos o cambiar de postura.
- Falta de control de esfínteres.
El pronóstico de los niños con el trastorno disociativo no es del todo satisfactorio. A pesar de existir terapias como en todos los tipos de los trastornos del espectro autista, puede haber mejoras pero el niño seguirá siendo dependiente se sus cuidadores.
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