La epistaxis es un signo clínico frecuente y de preocupación en los servicios de urgencia, pudiendo presentarse en niños y adultos, pero con una mayor incidencia entre los 10 y 13 años y en la población mayor de 50 años.
La epistaxis es la pérdida de sangre de cualquier magnitud proveniente de los vasos de las fosas nasales, pero hay que diferenciarlo de aquella sangre que se exterioriza por la nariz pero tiene otro tipo de origen que no sean los vasos sanguíneos nasales, sino de otra localización. La epistaxis es un signo clínico que obliga a investigar la enfermedad o causa que lo produce. Su prevalencia es de 10-15% de la población y en la mayoría de los casos se resuelven de manera espontánea.
En primer lugar debemos determinar si la hemorragia o epistaxis proviene o no de los vasos sanguíneos de las fosas nasales. Por lo tanto debemos diferenciar entre hemoptisis, hematemesis y tumores sangrantes (orofaringe, laringe y rinofaringe).
Una vez determinado esto se realiza una anamnesis, un examen físico, un examen endonasal y rinoscopia posterior y exámenes complementarios (hemograma, VHS, estudio de coagulación, radiográfia de cráneo, TC, radiología).
Tratamiento
En 2 fases:
- Inmediata: tratamiento del signo. Se trata de minimizar la hemorragia mediante cauterización o taponamiento principalmente.
- Mediata: búsqueda y tratamiento de la causa.
En la imagen de la izquierda vemos un taponamiento de un sangrado nasal anterior y en la imagen de la derecha vemos un taponamiento de un sangrado nasal posterior.
Para finalizar, una recomendación: "Ante un caso de epistaxis o sangrado nasal no llevar la cabeza hacia atrás, sino hacia adelante para facilitar la salida del sangrado y evitar posibles complicaciones o coágulos".
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